Cuando se escriba la historia de la década actual, 2020 será recordado como el año que marcó un punto de inflexión con cambios relevantes en nuestras vidas y en nuestros trabajos.
La velocidad para comprender las nuevas necesidades, adaptarse a las circunstancias y crear oportunidades es fundamental para superar momentos de incertidumbre como el actual. En Lantek somos muy conscientes de ello.
Ninguna compañía tiene la certeza sobre el destino exacto al que nos conducirán los cambios, sin embargo, todas sabemos que debemos estar cerca de nuestros clientes.
Ahora más que nunca, los clientes buscan confianza y soluciones. Solo estando cerca, convirtiéndonos en su extensión y siendo uno más de su equipo, podremos llegar a buen puerto.
No hay dos clientes iguales, no todos arrancan desde el mismo punto de partida, por eso es importante analizar con detenimiento esta nueva normalidad, las condiciones que impone y no permitir que lo inmediato nos impida avanzar.
Compartir retos y estar preparados para el futuro ha sido siempre nuestro compromiso con el cliente, dotándole de la mejor tecnología, aportando soluciones que conducen a respuestas reales y acompañándoles en el camino para avanzar hacia una transición digital sin fisuras; pondremos nuestro granito de arena para que pueda alcanzar el éxito, que por alusión, será también el nuestro.
Tras el impacto de la pandemia, conceptos como resiliencia, agilidad empresarial, gestión de crisis, costes y flujo de caja e innovación se han hecho más críticos para la actividad, cambiando la realidad de fabricantes, empresas y consumidores.
La Covid-19 ha puesto de manifiesto que sin digitalización de procesos es difícil mantener la continuidad de la actividad, que las cadenas de suministro son frágiles y que la información no es fiable, poniendo al descubierto una brecha digital entre empresas más o menos digitalizadas. Quien no cubra ese gap se queda en el camino, por lo que es imperativo acelerar procesos transformativos previstos a medio y largo plazo para adaptarse a la nueva realidad disruptiva, en la que todo sucede a velocidad de vértigo.
Un taller de chapa es un entorno complejo. Sin importar si se trata de un taller grande o pequeño, todos los días hay material, pedidos y herramientas moviéndose continuamente de un lado para otro. Sin una apropiada organización es fácil que todo se convierta rápidamente en un caos. Debido a ello, todos los talleres tienen su forma de organizarse y gestionar la logística interna, unos de forma más sofisticada y otros más sencilla. Pero siempre hay un margen de mejora. La logística y organización internas es uno de los intangibles donde más se puede mejorar el rendimiento del taller sin necesidad de inversiones elevadas. Un procedimiento un 10 % más eficiente puede permitir un 10% más de producción y su coste es siempre inferior que la compra de maquinaria mejor.