Hace no demasiado tiempo nos preguntábamos si la industria tenía o no madurez suficiente para acometer procesos de digitalización. El mercado no tardó demasiado en darnos una respuesta, como en muchas otras materias, los menos eran los que estaban preparados, en medio se situaba una mayoría que esperaba que otros arrancarán para constatar si el proceso de digitalización era tan interesante como se planteaba o no cubría las expectativas, y aún quedaba un tercer grupo de “negacionistas”, un término que se ha puesto de moda en las últimas semanas, y el que podíamos incluir a aquellos que sistemáticamente tienden a aplicar la misma receta para casi todo “esto no es para mí”.
La verdad es que los últimos meses en los que la COVID19 nos ha removido prácticamente todos los cimientos, el segundo y el tercer grupo se han reducido sensiblemente al ver las ventajas que, en tiempos de incertidumbre generada por la pandemia, han disfrutado los que primero confiaran en dar el paso hacia la fábrica digital.
Quienes ya entendían en la “antigua normalidad” que la digitalización de los procesos en la empresa estaba ligada a la eficiencia y la productividad están teniendo menos problemas operativos que aquellos que todavía no han entrado en esos procesos. Si hace unos años en Lantek ligábamos el éxito de algunas compañías a su apuesta por la digitalización, hoy y a tenor de la situación que nos ha venido sobrevenida tenemos que admitir que ahora más que nunca nadie que aspire a permanecer en el mercado debe quedarse atrás.
La transición de los negocios y fábricas a la era digital se ha convertido en la actual coyuntura en una cuestión de supervivencia donde la excusa no puede ser “esto no es para mí” sino que la pregunta debe ser ¿quiero seguir en el mercado? Y lo cierto es que además la situación es la idónea para acometer el proceso ya que, en los últimos años, el coste de las herramientas digitales se ha visto reducido de manera significativa lo cual facilita el acceso de muchas empresas a los procesos de digitalización. Y junto a esto, deben valorarse las ventajas adicionales que ofrece la fábrica digital.
La digitalización implica conectividad de base y esta aporta un mayor conocimiento y una visión más global de las fábricas. El control de los procesos es infinitamente más sencillo y fiable si las plantas están conectadas, por lo que la toma de decisiones se realiza con garantías, lo cual redunda en una reducción de tiempos y costes que finalmente quedan reflejados en la cuenta de resultados.
La tecnología ya permite desde hace tiempo la integración de los sistemas, lo cual hace más fácil la digitalización.
Gestión de los datos: conocer los datos y gestionarlos de forma eficaz y eficiente es clave para tomar la decisión más oportuna en cada caso. No hay nada más certero para la gestión de datos que un software adecuado, como los que Lantek viene proporcionando a sus clientes desde hace años. Y lo hacemos desde la cercanía y el conocimiento acompañando a nuestros clientes en su transformación digital.
Las empresas que ya confían en Lantek saben que la transición digital implica un cambio cultural que poco a poco debe ser asumido por el equipo humano. Conocen que la digitalización en ningún momento pierde de vista la orientación al cliente. Apuestan por la innovación por encima de otros parámetros. Y saben además que a cambio del trabajo de diagnóstico previo que debe realizarse obtienen: agilidad, productividad, eficacia y reducción de costes, entre otras ventajas.
Hace ya años que numerosos estudios apuntaban que los rezagados en la digitalización se iban a ver claramente penalizados en un mundo en el que la transformación digital se iba abriendo camino. Seguramente hoy esos mismos estudios podrían reconocer que la brecha entre quienes han avanzado en digitalización y quienes no lo han hecho se ha hecho infinitamente más grande e insalvable en los últimos 6 meses.
Evidentemente, no es casualidad que la mayor parte de las administraciones públicas se hayan fijado como objetivo prioritario la transformación digital del tejido empresarial. De hecho, ya somos conocedores de que son los proyectos de transformación digital los que tienen más y mayor encaje entre aquellos por los que se apueste públicamente.
El tiempo de dudar sobre las bondades de la digitalización ya ha caducado, estamos en otra, el tiempo corre en contra de quienes no afronten cuanto antes el proceso porque ya hay muchos “creyentes” del mismo, que conocen las ventajas y saben que se trata de un proceso con obstáculos que solo pueden ir salvándose con el tiempo.
Es el momento de avanzar en la digitalización, es el momento de apostar por Lantek para afrontar un proceso donde ya no cabe esperar, la única decisión que puede tomarse es si avanzamos y nos transformamos o si nos quedamos en el camino. Nosotros y los nuestros, optamos por la primera.