Nueve millones de personas de todo el mundo fallecen al año por enfermedades relacionadas con la contaminación ambiental; más de un millón de especies está en peligro de extinción; y el planeta sufrirá un aumento de la temperatura de tres grados a finales de este siglo. Contaminación, pérdida de biodiversidad y alteración del clima es la triple amenaza a la que nos enfrentamos por el cambio climático, según un informe de la ONU.
Con esta fotografía del único planeta que tenemos para vivir, ¿cómo podemos las empresas minimizar el impacto de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y reducir nuestra huella de carbono? ¿Qué acciones debemos poner en marcha para contribuir al objetivo de alcanzar la neutralidad climática, esto es, dejar a cero las emisiones contaminantes para 2050?
Puede que en nuestra cuenta de resultados apenas impacte que dejemos las luces de nuestras fábricas encendidas, pero la suma de estos actos individuales se traduce en un consumo energético del 13% solo por parte de las pymes a nivel global, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), quien considera que esta demanda podría reducirse en un 30% mediante la aplicación de medidas de eficiencia energética.
¿Qué es exactamente la huella de carbono?
Vayamos al principio. La huella de carbono es la cantidad de gases de efecto invernadero que emiten a la atmósfera personas jurídicas y físicas de forma directa o indirecta, y que se mide por toneladas de CO2.
Pensemos en nuestro día a día. Cualquier acto ya está consumiendo energía, lo que supone que en realidad todos contribuimos a esa triple amenaza que describíamos al principio de este artículo.
La importancia de identificar, calcular y registrar la huella de carbono
Cada uno de nosotros deberíamos recopilar distintos datos de las acciones que requieren consumo energético. Y no solo el hecho de, por ejemplo, fabricar un producto o dar un servicio, sino teniendo en cuenta todo su ciclo de vida. Desde el momento en que hacemos la compra de la materia prima hasta que termina reciclándose, en caso de un artículo.
Una vez realizado el inventario, se calcula el CO2. El método más utilizado dentro de una organización es GHG Protocol, que fuedesarrollado por el World Resource Institute (WRI) y el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) y que ha servido posteriormente para la implementación de otras metodologías. Si bien, de un tiempo a esta parte el estándar internacional ISO 14064 se está extendiendo gracias a su sistema de verificación.
Para medir la huella de carbono de productos o servicios, los estándares más empleados son: PAS 2050: 2011 e ISO/TS 14067:2013.
Existen tres niveles de cálculo o alcance, como se conoce técnicamente.
Alcance 1: emisiones directas procedentes de la generación de electricidad, calor o vapor de procesos de combustión.
Alcance 2: emisiones indirectas procedentes de la compra de energía.
Alcance 3: es el más complicado porque no depende directamente de nosotros mismos, sino de nuestros proveedores. Es decir, abarca las emisiones indirectas en la obtención de la materia prima hasta el reciclaje de nuestro producto entregado. De hecho, a nivel de consumo de CO2, el alcance 3 supera con creces a los dos niveles anteriores juntos. Por ello es importante que conozcamos la producción de GEI de nuestros proveedores.
Una vez identificada y calculada la huella de carbono se debe proceder a su registro oficial. Es algo voluntario, pero sin duda esa acción incentiva a aplicar medidas de reducción de los gases contaminantes. El registro se realiza en la sede electrónica de la Oficina Española de Cambio Climático. Como contrapartida, se obtiene un sello que certifica que la empresa ha calculado su huella de carbono.
Medidas para reducir la huella de carbono
Se pueden tomar algunas medidas sencillas, como la compra de electricidad renovable o la instalación de paneles solares y la adquisición de compensaciones de carbono aprobadas para equilibrar el exceso.
Otras líneas de actuación se implementan en la movilidad de los trabajadores y transporte de mercancías producidas.
Dentro del sector de la chapa y el metal, podemos ajustar la carga de trabajo de las máquinas para optimizar los programas que cada fase del ciclo productivo y minimizar la generación de chatarra.
Asimismo, en este marco y escenario, Lantek está desarrollando importantes avances en el registro de la huella de carbono, y pronto pondremos a disposición de nuestros clientes esta funcionalidad.
En esta línea, hemos configurado, de manera permanente, iniciativas orientadas a reducir el impacto medioambiental de nuestra actividad diaria. Desplegamos una visión innovadora de la protección al medioambiente, no limitándonos a trabajar en los ámbitos habituales. Un ejemplo de ello es que gracias a los softwares de Inteligencia Artificial conectados con los programas de CAD/CAM en el entorno Cloud se puede incluso medir el consumo de carbono de una pieza, desde que adquirimos la chapa hasta que entregamos el pedido. Un dato que se obtiene antes, incluso, de que se haya fabricado la pieza.
Beneficios intangibles para las empresas
Cuando hablamos de beneficios para las empresas no solo son los referentes a la reducción de costes energéticos, sino también a los intangibles, como es la mejora de la imagen de marca para el consumidor. Al margen de generaciones, la sensibilización de los ciudadanos es cada vez mayor y a la hora de adquirir productos o contratar servicios cuidan mucho la sostenibilidad de las marcas. Esto se traduce en un aumento del valor reputacional que, sin duda, se traslada a la cuenta de resultados.
Desgraciadamente, la eficiencia energética todavía es una asignatura pendiente entre las pymes europeas, según pone de manifiesto el whitepaper Energy Efficiency Solutions for Small and Medium-Sized Enterprises, que dice que dos de cada tres pymes no han puesto aún en marcha medidas para reducir su huella carbónica y señala barreras como desconocimiento, financiación o falta de tiempo.
Pero hay luz al final del túnel. El documento señala también que el 72% de las pequeñas y medianas empresas que realizaron una auditoría energética mantuvieron las medidas de eficiencia puestas en práctica.
Roma no se construyó en un día, pero pequeñas acciones en el día a día sí pueden contribuir a reducir la triple amenaza de la huella carbónica.